Nicaragua entera está rodeada de bellos e impresionantes paisajes. Alrededor de toda su geografía, siempre te podrás encontrar con al menos, algún rinconcito lleno de paz, colores y mucha magia.
Poneloya tiene magia. Situada a tan sólo 30 minutos de León es absorbida por la fuerza del Pacífico. Sus inmensas olas te arrastran de un lado para otro sin darte tregua a descansar. Sus conchas te deslumbran con formas desconocidas. Su arena de color oscuro revela un pasado volcánico. Las estrellas tras el atardecer sacan sus mejores galas y la luna desde lo alto te mira sonriendo.
Tiempo para pensar y para organizar el proyecto. Olvidar y dejar a un lado el cansancio acumulado durante días para sólo disfrutar de las pequeñas cosas, de los pequeños detalles.
Variedad de plantas, de pájaros y de aguas. Todo situado en un mismo lugar, el manglar, que recorre el borde del río que desemboca a orillas de Peñas Blancas.
Variedad de plantas, de pájaros y de aguas. Todo situado en un mismo lugar, el manglar, que recorre el borde del río que desemboca a orillas de Peñas Blancas.
Ometepe tiene magia. Situada a casi 2 horas en ferri desde Rivas y en medio del Lago Cocibolca, una pequeña isla custodiada por dos volcanes. El Concepción nos dió una cálida bienvenida expulsando cenizas por su boca.
Tiempo para empezar a encauzar las ideas hacia el proyecto final. Al principo un poco dificil comenzar, después todo fluye.
Tiempo para sufrir, sentir la humedad, el calor y el sudor en el cuerpo, escuchar sonidos, descubrir diferentes tonalidades de verde, observar...
La ascensión al volcán Madera resultó en ocasiones dura debido al cansancio acumulado, pero mereció la pena para poner a prueba una vez más el afán de superación y de querer llegar un poco más arriba. La recompensa... una bonita laguna rodeada de una pradera verde en la antigua boca del volcán.
Y Granada... calles alegres, fachadas llenas de colores... al más puro estilo colonial.
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